En esta ocasión las estudiantes de 11 hablan de Clarice Lispector y su obra
literatura Ramoncista
domingo, 20 de octubre de 2024
jueves, 3 de octubre de 2024
Poema de Isabel Allende
LA MUERTE NO EXISTE
La muerte no existe,
hija.
La gente solo se muere
cuando la olvidan;
si puedes recordarme,
siempre estaré contigo.
Un poema de Guillermo Valencia
Ella
Sumida entre la lóbrega cantera
de mi cerebro calcinado, pura
como el diamante en el carbón, fulgura
su faz como la vi por vez primera.
Y, cual rendido lapidario, espera
mi amor, ciña la humilde vestidura
en que hoy envuelvo su ideal figura
de artista, de mujer y de hechicera.
Si algo palpita en mi Poema, gota
de agua en el arenal, si deja huella
o consigue ligar un alma rota;
si desgarra las sombras la centella
de un verso -luz que en el olvido flota,
es su lejana irradiación: ¡es Ella
sábado, 28 de septiembre de 2024
Poema de Mario Benedetti, Corazón Coraza
Corazón Coraza
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
lunes, 9 de septiembre de 2024
Resurrecciones, poema de Julio Flórez
la hora que se aleja me arrebata,
del tiempo en la insonora catarata,
salud, amor, ensueños y alegrías.
Al evocar las ilusiones mías,
pienso: “¡yo, no soy yo!” ¿por qué, insensata,
la misma vida con su soplo mata
mi antiguo ser, tras lentas agonías?
Soy un extraño ante mis propios ojos,
un nuevo soñador, un peregrino
que ayer pisaba flores y hoy… abrojos.
Y en todo instante, es tal mi desconcierto,
que, ante mi muerte próxima, imagino
que muchas veces en la vida…he muerto.
miércoles, 28 de agosto de 2024
Poema Canción de la Vida Profunda de Porfirio Barba Jacob
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.
Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
(¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!)
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.
Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día...
en que levamos anclas para jamás volver...
Un día en que discurren vientos ineluctables
¡un día en que ya nadie nos puede retener!
Una entrevista con el cronista Alberto Salcedo Ramos, del cual hemos leído algunas crónicas
sábado, 13 de julio de 2024
Un poema de Apollinaire
Vestir una Sombra, cuento de Julio Cortázar
Lo más difícil es cercarla, conocer su límite allí donde se enlaza con la penumbra al borde de sí misma. Escogerla entre tantas otras, apartarla de la luz que toda sombra respira sigilosa, peligrosamente. Empezar entonces a vestirla como distraído, sin moverse demasiado, sin asustarla o disolverla: operación inicial donde la nada se agazapa en cada gesto. La ropa interior, el transparente corpiño, las medias que dibujan un ascenso sedoso hacia los muslos. Todo lo consentirá en su momentánea ignorancia, como si todavía creyera estar jugando con otra sombra, pero bruscamente se inquietará cuando la falda ciña su cintura y sienta los dedos que abotonan la .blusa entre los senos, rozando la garganta que se alza hasta perderse en un oscuro surtidor. Rechazará el gesto de coronarla con la peluca de flotante pelo rubio (¡ese halo, tembloroso rodeando un rostro inexistente!) y habrá que apresurarse a dibujar la boca con la brasa del cigarrillo, deslizar sortijas y pulseras para darle esas manos con que resistirá inciertamente mientras los labios apenas nacidos murmuran el plañido inmemorial de quien despierta al mundo. Faltarán los ojos, que han de brotar de las lágrimas, la sombra por sí misma completándose para mejor luchar, para negarse. Inútilmente conmovedora cuando el mismo impulso que la visitó, la misma sed de verla asomar perfecta del confuso espacio, la envuelva en su juncal de caricias, comience a desnudarla, a descubrir por primera vez su forma que vanamente busca cobijarse tras manos y súplicas, cediendo lentamente a la caída entre un brillar de anillos que rasgan en el aire sus luciérnagas húmedas.
*FIN
miércoles, 19 de junio de 2024
Texto audiovisual "Desolvido"
Apreciada comunidad por favor ver el siguiente cortometraje y responder que les parece el vídeo les gustó o no les gustó y qué piensan de él Desolvido
jueves, 13 de junio de 2024
Podcast #2
Podcast realizado por los estudiantes de grado 11- 3 sobre el cuento de Gabriel García Márquez " Ladrón de Sábado" en este podcast de forma coloquial y con el sonido de fondo de nuestro entorno, se oyen las opiniones de los estudiantes sobre él
Fábula, La Cigarra y la Horniga
LA CIGARRA Y LA HORMIGA
La Cigarra, después de cantar todo el verano, se halló sin vituallas cuando comenzó a soplar el cierzo: ¡ni una ración fiambre de mosca o de gusanillo! Hambrienta, fue a lloriquear en la vecindad, a casa de la Hormiga, pidiéndole que le prestase algo de grano para mantenerse hasta la cosecha. —Os lo pagaré con las setenas –le decía–, antes de que venga el mes de agosto. La Hormiga no es prestamista: ese es su menor defecto. —¿Qué hacías en el buen tiempo? –preguntó a la pedigüeña. —No quisiera enojaros –contéstelo–, pero la verdad es que pasaba cantando día y noche. —¡Bien me parece! Pues, mira: así como entonces cantabas, baila ahora.